NOVEDADES
13.10.2006
En tres años se triplicaron los juicios laborales por estrés
Por
Pilar Ferreira
Las jornadas laborales tienden a ser más largas y la presión sobre los empleados es, en algunas actividades, muy intensa. La capacidad de resistencia de las personas es superada, entonces, por el embate diario. Así se abren paso los primeros síntomas de estrés: ansiedad, taquicardia y alteraciones del sueño, entre otros. Meses o años más tarde estos síntomas pueden desembocar en enfermedades irreversibles como el infarto de miocardio. O en enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, la gastritis u otras afecciones gastrointestinales.
El aumento de la presencia de estas patologías en el mundo del trabajo moderno explica que, cada día, más trabajadores demanden a la empresa para la que trabajan y a la ART por consecuencias del estrés. Según la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (SAMES), en los últimos tres años se triplicó la cantidad de juicios laborales asociados con enfermedades que muchas veces derivan de las condiciones y medio ambiente estresantes.
La entidad es de las pocas organizaciones civiles del país que recibe oficios judiciales solicitando que los especialistas actúen como peritos en demandas laborales en las que el estrés es una de las razones del reclamo. Sin embargo, no hay, por el momento, cifras exactas del crecimiento de estas demandas.
Cuando alguien acude a un abogado para iniciar un reclamo, los profesionales les advierten que el estrés no está considerado un accidente de trabajo indemnizable en la Ley de Riesgo de Trabajo. Pero, no obstante, después de setiembre de 2004, la Corte Suprema de Justicia falló en tres oportunidades sobre la inconstitucionalidad de dicha norma y sobre la inconstitucionalidad del artículo 254 de la Ley de Contrato de Trabajo, que limita la remuneración sobre la que se calcula la indemnización por despido.
Por eso, hoy, de probarse el reclamo, los trabajadores pueden exigir la indemnización que por ley les corresponde.
Sobre el aumento de la ola de juicios, Daniel López Rosetti, presidente de SAMES, puntualiza: "No tengo dudas de que la cantidad de juicios asociados con factores de estrés creció en los últimos años, porque nosotros recibimos los oficios en la entidad y porque, además, la patología relacionada con el estrés ha ido aumentando en las grandes ciudades a causa de la desproporción de las cargas laborales que la gente debe soportar."
Los jueces del Trabajo y los abogados laborales tampoco tienen estadísticas desagregadas que indiquen cuántos juicios existen por estrés, pero coinciden en que se nota un notable aumento. "Como el estrés no está contemplado en la Ley de Riesgo de Trabajo como una enfermedad indemnizable, la única alternativa que tiene un trabajador que sufre una enfermedad producto del estrés es ir a juicio", asegura el abogado laboral y diputado nacional Héctor Recalde, quien tiene un proyecto de ley para modificar la Ley de Riesgo de Trabajo.
Para la jueza de Trabajo Diana Cañal, hoy la gente que sufre las consecuencias del estrés agudo reclama porque sabe que si pierde el trabajo hoy se puede encontrar otro lugar donde trabajar. "Mientras las condiciones laborales sean deficitarias y generadoras de estrés la gente va a seguir reclamando, siempre y cuando pueda conseguir otro trabajo si pierde el que tiene a raíz de la demanda que inició", puntualiza.
La mayoría de los juicios por estrés se fundamentan en estos argumentos:
- El acoso moral: es el trato descalificador que ejerce un jefe hacia un empleado con el fin de desestabilizarlo psíquicamente.
- Las jornadas de trabajo excesivamente largas.
- El trabajo "en negro".
- Las rebajas salariales.
El abogado laboralista Horacio Schick comenta que un factor decisivo en las demandas judiciales producto del estrés es la cantidad de horas de trabajo, "que incluye sábados y domingos". Según datos oficiales del tercer trimestre de 2005, más de cinco millones de ocupados trabajan más de 45 horas por semana.
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publicado en la sección Sociedad de
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